La comandante guerrillera e historiadora Dora María Téllez y el exaspirante a la presidencia, Félix Maradiaga, expusieron ante la Delegación para las Relaciones con los Países de Centroamérica del Parlamento Europeo la “política de terror” que mantiene en Nicaragua el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Ambos desterrados pidieron a todas las instituciones democráticas del mundo prestar mayor atención a la crisis que vive el país, hundido en la represión gubernamental y graves violaciones de derechos humanos.
La exguerrillera sandinista mencionó que la mayor preocupación de los 222 presos políticos despojados de su nacionalidad y desterrados hacia Estados Unidos es la política de “daño colateral” ejecutada por la dictadura, que no solo les afecta a ellos, sino que alcanza a sus núcleos familiares, a través de amenazas, persecución y prohibición de documentos de viajes.
“Cuando fuimos desnacionalizados también nos borraron del registro civil, entonces los permisos que dan para que puedan salir niños y conseguir pasaporte, simple y llanamente son inválidos, por lo que hay una corriente de salida de hijos de estas personas por vía ilegal, porque el gobierno se niega a otorgar pasaportes”, denunció Téllez.
Téllez insistió que la situación de los desterrados es compleja, ya que la mayoría de estos también tienen dificultades económicas, que se mezclan con las secuelas físicas y psicológicas que les dejó el aislamiento extendido en las cárceles de Nicaragua. “Una parte muy importante de los 222 (exreos políticos) no va a poder sostenerse en el corto plazo”, lamentó la comandante.
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Para la mítica Comandante Dos, la condición de inseguridad que se vive en Nicaragua, principalmente desde el 2018, es a causa del “régimen de terror” que implementa la dictadura Ortega-Murillo a través de la Policía, que “está totalmente instrumentalizada para la represión”. La exguerrillera señaló que este escenario de opresión es lo que ha llevado a miles de nicaragüenses a emigrar a otros países como Estados Unidos, Costa Rica y España. Sin embargo, pese a este escenario, Téllez ve una luz al final del túnel.
“A pesar de que el régimen de terror se mantiene, a pesar de que la represión crece en Nicaragua y que las amenazas se multiplican, como por ejemplo la lista de 94 personas a quienes les confiscaron sus propiedades y les quitaron la nacionalidad, a pesar de que eso continúa, hay una señal de que el régimen no está siendo capaz de soportar la presión”, sentenció.
Atención a Nicaragua
Por su parte, Félix Maradiaga insistió, durante su participación, en la importancia de que los organismos internacionales y países democráticos extiendan su mirada a Nicaragua, porque eso, dice, podría suponer un empuje para libertad del país, a través de una solución “cívica y pacífica”, con garantías y seguridades.
“Hoy la inmensa mayoría del pueblo de Nicaragua entiende que no existe una disputa entre izquierda y derecha, sino que hay un problema sumamente grave entre aquellos que queremos los derechos humanos y aquellos que los están violando, de aquellos que queremos una Nicaragua democrática y los que están apoyando a una dictadura”, señaló Maradiaga.
El opositor exhortó a las sociedades democráticas a que, si quieren preservar los derechos y libertades “que tanto han costado”, no pueden permanecer indiferentes y calladas ante tantos “horrores”, como los que vive Nicaragua. “Esto va más allá de ideologías o intereses económicos, de estrategias geopolíticas”, insistió.
Maradiaga agradeció las acciones ejecutadas por la Unión Europea para garantizar la democratización de Nicaragua, pero criticó que las demandas que se han venido haciendo al Parlamento desde el inicio de la crisis, “no han sido ejecutadas a cabalidad por el Ejecutivo comunitario”.
“Es importante entender que el sufrimiento del pueblo de Nicaragua requiere de la solidaridad de todas las instituciones democráticas del mundo y de los actores internacionales, y que, si apuestan por un mundo de respeto, justo, ese sufrimiento del pueblo requiere ese nivel de atención”, manifestó Maradiaga.
Para dimensionar la grave crisis que vive el país, el exprecandidato presidencial expuso las condiciones carcelarias en las que permaneció durante 611 días en El Chipote, uno de los centros de torturas más temidos en Nicaragua. “En ese calabozo pude comprobar de manera personal y con horror la huella perversa del autoritarismo”, dijo.
Señaló que, durante 84 días de su detención, en junio de 2021, pasó completamente aislado del mundo exterior, se le privó de luz solar, no se le permitió acceso a cualquier tipo de lectura, y fue sometido a una serie de revisiones en las celdas de forma humillante, sumado a los interrogatorios que se extendieron por casi 14 meses.
Para Maradiaga, la salida pacífica de la crisis de Nicaragua debe pasar por la inmediata liberación de monseñor Rolando Álvarez, condenado a más de 26 años de cárcel, la liberación de los presos políticos que aún quedaron en las cárceles y el restablecimiento de los derechos humanos.
“Esta lucha cívica y no violenta para nosotros es fundamental, salimos de esa cárcel sin odios en nuestro corazón, dispuestos a construir una Nicaragua en donde incluso los hijos de nuestros carceleros van a tener la oportunidad de un país libre y justo, pero para poder hacer realidad esa visión necesitamos la solidaridad de ustedes”, concluyó.
Este jueves el Grupo de Expertos de Derechos Humanos sobre Nicaragua (Ghren, por sus siglas en inglés), del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), divulgó un informe en el que concluyen que la dictadura sandinista, así como funcionarios de agencias y estructuras “han cometido y siguen cometiendo graves y sistemáticas violaciones y abusos a los derechos humanos” y crímenes de lesa humanidad contra sectores de la población nicaragüense.
La publicación hace un recuento de todas las acciones represivas que investigaron los expertos a lo largo de un año, desde la constitución del Grupo, cuya información podría abrir en un futuro investigaciones de tipo penal, ya sea desde la jurisdicción universal o la justicia de los países.