La invitación del presidente de Colombia, Gustavo Petro, al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo para que regrese a la Organización de Estados Americanos (OEA) “caerá al vacío”, porque “evidencia una visión poco realista de quién es Ortega: un dictador que desde hace mucho tiempo dejó de ser izquierdista y su único objetivo es mantener y acumular poder”, según un exembajador de Nicaragua en Naciones Unidas, consultado por DIVERGENTES.
Sin embargo, el internacionalista y analista político, Pedro Fonseca, considera que el gobierno de Petro “hace bien” al querer tener un acercamiento con Nicaragua para abrir espacios de conversación y “ver si se puede encontrar una solución a la crisis” de Nicaragua. “Yo creo que la estrategia de Colombia es inteligente y quizá pueda procurar una salida”, dijo Fonseca.
El pasado martes 14 de septiembre, durante la posesión de nuevos embajadores, entre ellos el de Nicaragua, Petro dijo que le pidió al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro que “reingresara” al Sistema Interamericano. “Hay que pedirle a Nicaragua que reingrese al Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Son decisiones de ellos, no nuestras y no las podemos imponer”, agregó.
Sobre Nicaragua, Petro dijo que “hay que iniciar el diálogo, restituir los derechos del pueblo raizal sobre el mar, derechos de pesca, derechos de tránsito, derechos de comunicación libre; ojalá la confederación de pueblos afro anglófonos, ojalá el pueblo sanandresano, sin límite, pueda llegar a la Costa Mosquitia y el pueblo de la Costa Mosquitia llegar, sin límite, a San Andrés como un libre fluir de los seres humanos de la misma etnia, de la misma cultura, de la misma lengua, de la misma hermandad de sus lazos familiares”.
Recibe nuestro boletín semanal
Las declaraciones de Petro se dieron después de la controversia que se armó en Colombia, a raíz de la ausencia de este país en la última resolución que se aprobó el pasado 12 de agosto en la OEA sobre la crisis de Nicaragua. El nueve de septiembre, el canciller de Colombia, Álvaro Leyva, explicó que la ausencia de Colombia se debió a acciones humanitarias que fueron rechazadas por el gobierno de Ortega. “De ninguna manera estamos con el señor Ortega, una cosa es una acción humanitaria y otra cosa es una confusión que desafortunadamente tenemos sobre una situación pendiente en la Corte Internacional”, manifestó el canciller.
Leyva adelantó que Colombia se iba a sumar al grupo de 45 países que condenaron el pasado 13 de septiembre al régimen Ortega-Murillo en la ONU por la represión y las constantes violaciones a los derechos de asociación, expresión y religiosa de los nicaragüenses.
Hasta el momento, el régimen de Nicaragua no ha respondido a las declaraciones del canciller Leyva, como lo hizo en contra del gobierno de Alberto Fernández, de Argentina, cuando votó en contra de una resolución en la OEA, y su canciller abogó por las liberaciones de algunos presos políticos.
Para el exdiplomático consultado, Colombia debe separar el ámbito de derechos humanos y democracia con el ámbito territorial de Colombia con Nicaragua. “El cumplimiento de esos principios y normas que rigen en ambas temáticas no pueden estar recíprocamente condicionados. Esta separación debió aclararse desde un principio, al filtrarse la gestión humanitaria para liberar a los reos políticos y ausentarse en la votación de la resolución en la OEA. Los temas jurídicos territoriales no deben contaminarse y los derechos humanos tampoco pueden estar condicionados”, manifestó el exembajador.
“Política conciliadora”
Fonseca dijo que la administración de Gustavo Petro pretende mostrarse con una política exterior conciliadora. “Todo parece indicar que los esfuerzos están indicados en crear vínculos y lazos conciliadores con los países que Colombia estima como aliados. Y no hay que perder de vista que Nicaragua –históricamente y por compartir el mismo territorio– de alguna u otra manera podría considerarse como un aliado para Colombia”, señaló Fonseca.
El analista político considera que Gustavo Petro ha dado señales que va a jugar un papel de mediador y conciliador para encontrar una solución pacífica a la situación de Nicaragua. “Ciertamente no va a ser esta administración (de Petro) que condene y sancione, como la administración anterior (Iván Duque), porque al final ya hemos descubierto que esos mecanismos no son completamente eficaces”, afirmó Fonseca. “Al parecer ya hay conversación con el gobierno de Nicaragua, se especula que hay esfuerzos para las garantías de los derechos humanos y la liberación de los presos políticos. Pero todo está por verse”, añadió.
El exdiplomático dijo que la gestión humanitaria que inició Colombia fue a sugerencia o solicitud de otros países, “y no es de descartar que surjan nuevas iniciativas colectivas con el mismo objetivo”. Sin embargo, recalcó en que los líderes democráticos latinoamericanos de izquierda deben tener en cuenta que “Ortega es inmune a las ideologías y que si esas gestiones político diplomáticas no van acompañadas de presión real y tangible, no se obtendrán resultados”.
Fonseca confía en que Petro –por su experiencia en los procesos de paz en Colombia– quizá pueda tener una metodología o estrategia productiva en términos de resolución de conflictos que a lo mejor pueda brindarle a Nicaragua una solución. “Uno de los primeros pasos puede ser la liberación de los presos políticos y las garantías de derechos humanos”, dijo Fonseca. “Hay que tener en cuenta que estos procesos son muy largos y no son sencillos. Cualquier esfuerzo es positivo y es signo de que se avanza”.
Por otro lado, el aislamiento de Nicaragua del escrutinio internacional puede ser negativo, según Fonseca. “No creo que sea conveniente que se le aísle. En política exterior y en temas de conflictos se dice que a los que hay que tener más cerca son a los enemigos o a los detractores”.
Para el exembajador, el régimen Ortega-Murillo se encuentra aislado, pero eso no lo ha afectado económicamente. Las sanciones individuales y a algunas instituciones no han logrado que el régimen ceda en los últimos años. Asimismo, las multilaterales, como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) han continuado con el financiamiento al régimen, pese a la sanciones. “La diplomacia y las resoluciones de condena le importan un bledo al régimen. Mientras no se tomen medidas que tengan un impacto real en las bases de sustentación del régimen, Ortega no va a ceder ni un milímetro”, dijo el exdiplomático.