Así rescató un grupo de académicos exiliados el acervo del Instituto de Historia de la UCA

En una página web creada en el exilio, decenas de académicos, investigadores e historiadores lograron inventariar la colección de 70 000 piezas que la dictadura Ortega-Murillo confiscó al Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica. Es decir la historia nacional documentada desde el Siglo XV. El propósito fundamental es evitar la “malversación” de las colecciones

En primera plana, los libros en mención. El tesauro del siglo XVI es el pequeño amarillo del tope a la izquierda. Los demás, son de siglos posteriores. Cortesía.

Los académicos, historiadores e investigadores en el exilio no lograron rescatar toda la colección de 70 000 piezas del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (IHNCA), pero sí lograron inventariar casi todo el acervo confiscado por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo hace un año, el 16 de agosto de 2023, cuando acusaron a la Universidad Centroamericana (UCA) de terrorismo. Después de casi doce meses de trabajo, los estudiosos han publicado un sitio web que rescata buena parte de la memoria histórica de este instituto confiscado, que no es otra cosa que la historia de Nicaragua, documentada desde el Siglo XV.  

Cuando el campus de la Universidad Centroamericana fue confiscado, los historiadores y académicos se lanzaron al acervo del IHNCA a rescatar todo lo que pudiesen. No hubo tiempo para sacar colecciones físicas, pero sí pudieron descargar de la nube todo lo que les fue posible de archivos digitalizados, antes que la policía irrumpiera en el edificio. Fue una tarea frenética, un tanto desordenada por la angustia y la rapidez. 

De las 70 000 piezas documentales del IHNCA, los académicos lograron armar casi todo el inventario. Sin embargo, una sola pieza puede tener entre una y 400 páginas. Cada libro o expediente es una pieza, un solo telegrama y una carta manuscrita también son una pieza cada uno. Digitalizarlas todas hubiera sido una labor faraónica, dicen los académicos. Sin embargo, entre el 2007 y el 2023, el IHNCA digitalizó miles de páginas y cintas (audio o audiovisuales). Pero fue apenas una parte de aquellas grandes bibliotecas. 

“De eso, logramos salvaguardar lo que universidades amigas (Tulane, Indiana y la UCR) lograron resguardar en sus servidores cuando les pedimos que descargaran información del nuestro. Todo esto fue durante aquellas horas nefastas de hace un año”, relata a DIVERGENTES el académico que lideró esta tarea.

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La mayoría de esos académicos e investigadores huyeron el mismo día de la confiscación o semanas después al exilio, porque el régimen abrió causas judiciales por terrorismo contra la universidad jesuita, una de las más preponderantes en la historia del país centroamericano. El IHNCA fue fundado, junto con la UCA, hace 63 años por la Compañía de Jesús

El instituto se convirtió en el principal centro de estudio de la historia de Nicaragua, un acervo recolectado a través de los años por los jesuitas, que incluye colecciones antiguas y muy valiosas: 40 libros raros en el que destaca un Thesaurus bibliorum de 1577, una copia del incunable Arte en lengua mixteca, ediciones príncipes de los libros de Rubén Darío; correspondencia del siglo pasado, bibliotecas personales de personajes históricos, archivos de la Oficina de Seguridad Nacional (OSN) de la dictadura somocista, hasta transcripciones de entrevistas de los jóvenes que hicieron la Cruzada Nacional de Alfabetización durante la revolución sandinista. 

Es decir, 70 000 colecciones que documentan la historia de Nicaragua desde el siglo XV: de periódicos, revistas, fotografías, microfilms, audiovisuales, textuales, narrativas orales, piezas museables y un nutrido etcétera… un universo que los académicos en el exilio describen de “incalculable e irreparable valor patrimonial y monetario”. 

Historia UCA

Desde que salieron al exilio, los académicos decidieron que tenían que ordenar lo que rescataron y ponerlo a disposición pública no sólo por el valor de esta memoria histórica de Nicaragua, sino para “prevenir su malversación”. “Requiere de auditoría social permanente”, dice el investigador que encabezó desde Costa Rica el lanzamiento de un sitio web con inventarios y muestras digitales del material incautado por el régimen Ortega-Murillo. 

“La idea empezó a surgir desde el mismo 16 de agosto que asaltaron el campus. La concretamos aquí, en San José, con la colaboración de profesores de la UCR (Universidad de Costa Rica). Y la terminamos de madurar y trabajar con la colaboración de académicos de otras partes del mundo. Era gente que ha trabajado con el IHNCA y entonces estuvieron dispuestos a apoyarnos. Todo este año hemos estado recuperando información y poniéndola en orden para presentarlas de una manera amigable”, dice el académico que por seguridad pidió omitir su nombre. En la tarea también participaron profesores y alumnos de la UCA, renombrada por el régimen como “Universidad Casimiro Sotelo”. 

“Desde el exilio, el IHNCA continúa promoviendo la protección y difusión de su acervo histórico, así como la investigación historiográfica sobre la región, reafirmando la prevalencia de su misión sobre las adversidades que enfrenta”, dice el sitio web lanzado este 16 de agosto por los académicos, historiadores e investigadores. 

“Este patrimonio cultural fue confiado a este instituto por numerosas familias nicaragüenses y académicos de varios países. Para la gestión de esta documentación han sido fundamentales los padres jesuitas y numerosos laicos, agencias para el desarrollo y organizaciones no gubernamentales de diversos países”.

Murillo se apropia de acervos ajenos 

Historia UCA

El 23 de agosto, días después de su confiscación, el régimen Ortega-Murillo inauguró el IHNCA como Instituto de Historia “Héroes de Nicaragua”, al mismo tiempo que instalaron el “Museo de la Cruzada Nacional de Alfabetización” en el edificio. “Estaba cerrado ese espacio por los enemigos de la patria bendita y siempre libre. Hoy se reabrió y ahí está el espejo de lo que somos, adónde vamos”, dijo Rosario Murillo ese día en su monólogo oficial. 

Toda la colección de 70 000 documentos quedó a partir de ese momento en poder del Gobierno sandinista, más específico bajo el control de la “copresidenta” Murillo, quien no es la primera vez que se apropia de colecciones artísticas y acervos. Por ejemplo, en 2010 arrebató a una fundación privada la tutela de más de 300 pinturas del Museo Julio Cortázar, descrita como una de las más extraordinarias que hubo en América Latina. Con la confiscación del diario La Prensa en 2022, Murillo también se adueñó de la hemeroteca de este rotativo, el más antiguo del país. 

Los directivos de La Prensa no saben dónde están los documentos que conservaban bajo cuidados especiales, es decir fotografías publicadas e inéditas, todas las ediciones del diario y otros periódicos antiguos, como Flecha, La Noticia, La Crónica, El Semanario Novedades, Barricada, El Nuevo Diario, entre otros. 

Un ejemplo de cómo los Ortega-Murillo utilizan piezas invaluables sucedió en 2006, cuando el caudillo sandinista regresó al poder, y le regaló al fallecido Hugo Chávez dos poemas manuscritos de Rubén Darío. Escritores y poetas criticaron con dureza el obsequio, incluida la misma ministra de Cultura de Ortega, Margine Gutiérrez, a quien despidió tres meses después por las críticas que emitió. 

En ese sentido, dice el académico del IHNCA, era primordial documentar la colección. “Esta no es la continuación del trabajo que hacíamos desde el campus de la UCA. Queremos hacer énfasis en la denuncia con este sitio web: uno, se lo robaron y dos, decirle a muchas familias que entregaron a lo largo de generaciones su documentación a los jesuitas y a la UCA: ‘miren, aquí está el inventario de lo que se robaron’. Entre ellos están las fotos de sus familias, de sus abuelos. Es decir, es una forma de decirles a la gente que nos dio a custodiar su acervo, su patrimonio, ‘esto es lo que ellos se llevaron’. Hay que hacer una auditoría social para prevenir que lo sigan saqueando. Además, al que le llegue a sus manos un día un manuscrito del siglo 18 y lo compre, pues que pueda revisar si ahí el documento está en la colección del IHNCA”, dice el académico exiliado.


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