A un año del vuelo que expulsó de Nicaragua a un grupo de 222 presos políticos, funcionarios del Departamento de Estado de Estados Unidos, a través de una conferencia de prensa, brindaron detalles sobre la operación que calificaron como “única” en la historia de la política exterior de Estados Unidos.
Enrique Roig, subsecretario adjunto de la Oficina de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo del Departamento de Estado, reveló que el costo de esta operación representó para Estados Unidos alrededor de 1 millón de dólares. “Pero también ha habido más apoyo económico brindado por las oenegés y demás agencias del gobierno de Estados Unidos”, agregó.
Roig considera que esta operación fue “única” por el involucramiento del número de personas que estaban siendo liberadas y necesitaban ser trasladadas a Estados Unidos. “Aprendimos muchas lecciones que nos servirán en otros casos”, apuntó.
Liberación y destierro fue decisión “unilateral” de Daniel Ortega
Eric Jacobstein, subsecretario adjunto para Centroamérica de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, dijo que se han realizado gestiones para agilizar los permisos de trabajo para los expresos políticos.
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El funcionario aseguró que no hubo negociación para la liberación, sino que fueron las autoridades nicaragüenses las que tomaron la decisión “unilateralmente” para enviar a este grupo a Estados Unidos. “No lo veo como una negociación. Fue una decisión unilateral del Gobierno de Nicaragua y nosotros respondimos de inmediato”, señaló.
La operación contó con el apoyo de varios departamentos y agencias de Estados Unidos para asegurar la llegada de este grupo de presos políticos.
El Gobierno de Estados Unidos apoyó a los 222 presos políticos con el programa Parole Humanitario, brindó apoyo médico y asistencia social. “Trabajamos muy de cerca con los Departamentos de Bienestar, Salud, y Servicios Humanos, así como también con las autoridades del Estado de Virginia”, explicó Roig.
Prepararon la bienvenida en tres días
Las autoridades estadounidenses sólo tuvieron tres días para preparar la bienvenida a los excarcelados políticos. Reservaron habitaciones de un hotel cerca del aeropuerto, un espacio para la recepción inicial, celulares con datos prepagados; transporte local, ropa, productos de higiene personal, entre otros insumos.
Roig explicó que llevaron a expertos en apoyo psicosocial para que dieran atención inmediata a los exprisioneros, “muchos de los cuales habían sufrido tratos inhumanos”.
Luego, el Departamento de Estado trabajó con oenegés y organizaciones de la diáspora nicaragüense para encontrar opciones de vivienda temporal para aquellos que no tenían familiares ni amigos en los Estados Unidos. También, facilitaron viajes a diferentes destinos de este país a una parte del grupo.
Los funcionarios explicaron que durante los primeros seis meses brindaron apoyo en la gestión de casos de atención médica, salud mental, apoyo psicosocial; vivienda, asistencia legal, entre otras necesidades. Actualmente, muchos de los liberados se encuentran en el proceso de tramitar su asilo político, aunque no quisieron revelar el número de casos.
En coordinación con otras oenegés y gobiernos de otros países, el Departamento de Estado asistió de forma financiera a los presos políticos que más lo necesitaban, y ayudó a agilizar documentos legales para que algunos excarcelados pudieran viajar a otros países e hicieran su trabajo político.