La decisión de la Asamblea de Gobernadores del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) de no reelegir como presidente a Dante Mossi no sólo ha sido celebrada por opositores nicaragüenses, sino también por personalidades como la expresidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla. La mandataria dijo a DIVERGENTES que “como centroamericana” celebra dicha decisión.
“El BCIE se había convertido en un socio internacional preferente de la dictadura que mal gobierna Nicaragua. A través del financiamiento desmedido le permitieron al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo sostenerse, y además tener recursos que no tuvieron los adecuados mecanismos de fiscalización para su ejecución”, criticó Chinchilla. “De esta manera, yo como ciudadana centroamericana, celebro esta decisión de no reelegir al actual presidente del BCIE”.
Según la expresidenta, en este momento el BCIE “requiere de una ampliación de capital para ayudar a los países de la región, pero con garantías de una gobernanza seria y eficaz”. “Se requiere un BCIE sin alianzas políticas ciegas con regímenes como el de Nicaragua. El actual presidente, evidentemente, no garantiza ese tipo de condiciones”, enfatizó Chinchilla.
El sector que se opuso a la reelección
Aunque todavía no ha trascendido qué países se opusieron a la reelección de Dante Mossi como presidente del BCIE, el exdirector de la entidad financiera, Eduardo Trejos Lalli, dijo a DIVERGENTES que “hubo un sector totalmente en contra de la continuidad” del funcionario. “Es más, estaban tratando de generar su remoción inmediata para que no siguiera haciendo daño dentro del banco”, aseguró. Al final, la Asamblea de Gobernadores, celebrada en República Dominicana, decidió que Mossi continúe tres meses más en el cargo, hasta noviembre, mientras encuentran a su sustituto.
De acuerdo a Trejos Lalli, exdirector del BCIE y quien hasta mayo de 2022 fue representante de Costa Rica en la entidad financiera, hubo tres vertientes en la Asamblea de Gobernadores: “Había un sector que estaba promoviendo su reelección. No sé quiénes son, pero me los puedo imaginar. El otro sector que ya te mencioné que pidió su salida… y la otra vertiente que le informó a Mossi que ya no iba a ser presidente cuando terminara su período. Otra información que tengo era que también pedían un adelanto de su salida a tres meses y esa fue la que, al parecer, al final imperó”.
Desde semanas antes de la cita de los Gobernadores en Dominicana, la continuidad de Mossi en la presidencia del BCIE fue torpedeada por un torrente de críticas por el apoyo financiero durante su gestión a gobiernos autoritarios del istmo, los cuales han violado derechos humanos. También por la opacidad en el manejo de los recursos y el aumento del gasto administrativos del banco.
En los últimos cinco años, el BCIE ha financiado al régimen nicaragüense con $3,513 millones, lo que representa el presupuesto anual del Estado. A raíz de las violaciones a los derechos humanos en 2018, la administración de Daniel Ortega y Rosario Murillo han sufrido aislamiento internacional y una batería de sanciones internacionales que incluye el congelamiento de préstamos de otras multilaterales, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM). No obstante, Mossi ha obviado eso y ha presumido de su relación con la pareja presidencial.
Trejos sostuvo que contra Mossi también jugó en contra los indicadores del banco que bajo su gestión cayeron en picada. “Por eso nosotros, varios directores, asumimos con responsabilidad la tarea de informarle a nuestros Gobernadores hace un año de que el banco no iba por buen camino. Y que se tenían que tomar medidas estrictas para mejorar. De ahí, probablemente, vino la necesidad de Mossi de tratar de impulsar una capitalización, pero en las condiciones actuales en las que está el banco, hasta que no se arregle, es como tirarle agua a un canasto”, explica Trejos.
Para la expresidenta Chinchilla, la no continuidad de Mossi como presidente era de conveniencia en la gestión del BCIE. “Por un lado se venía abusando del incremento en gastos administrativos; por ejemplo, la planilla creció en cerca de un 30% en los últimos cuatro años, justo en medio de los años de crisis y pandemia en una de las regiones más pobres del mundo”, argumentó.
Al igual que Trejos, Chinchilla advirtió que varios indicadores de gestión del banco se venían deteriorando, como por ejemplo el índice de rentabilidad financiera. “Todo ello, por supuesto, en detrimento de los fondos que deben ser dirigidos a cubrir las demandas de desarrollo de los países centroamericanos o de los países del Sistema de Integración Centroamericana”.
“Que el banco no siga financiando a la dictadura”
La decisión de no reelegir a Mossi ha sido celebrada especialmente por opositores al régimen sandinista, quienes señalan a Mossi de ser “el principal financista de la dictadura” en Nicaragua. “La no reelección de Mossi es definitivamente un triunfo importante para la causa nicaragüense, porque la dictadura pierde un aliado importante en la obtención de recursos”, dijo Juan Sebastián Chamorro, preso político desterrado.
“Sin embargo, es importante que este cambio de presidente lleve a un cambio en la asignación de recursos de parte del BCIE. Se necesita un cambio de políticas para que el banco pueda volver a alinear su actuar, en función de lo que fue originalmente diseñado. Todavía tenemos que asegurarnos de que el banco no continuará financiando a la dictadura de manera tan discrecional como lo ha hecho”, agregó el exprecandidato presidencial.
Félix Maradiaga, también preso político desterrado, dijo que “la dictadura debe seguir siendo aislada”. Insiste en que se le deben cerrar los canales de financiamiento. “Así que la incidencia hacia el BCIE no termina aquí. Mossi aseguró $3,500 millones a la dictadura. Debemos asegurar que el banco, bajo su nuevo presidente, actúe bajo estándares de respeto a los derechos humanos”, insistió.