Dictadura mantiene su postura sobre el obispo Álvarez: exilio o cárcel

El régimen Ortega-Murillo hasta la fecha no se atreve a encarcelar al jerarca católico, y en su lugar lo mantiene bajo arresto domiciliario. El presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Carlos Herrera aseguró que el Vaticano inició un diálogo con Managua por la situación del prelado

El obispo Rolando Álvarez en una procesión en Matagalpa. Foto: Archivo de Carlos Herrera | Divergentes.

A más de cuatro meses del secuestro de monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo mantiene la postura de ofrecerle al prelado, como única opción para dejarlo en libertad, el destierro, tal como dijeron fuentes eclesiales a DIVERGENTES en agosto pasado. Sin embargo, hasta la fecha el oficialismo no ha podido doblegar la firmeza del religioso de no irse de “su patria”.

Aunque el pasado 10 de enero la justicia sandinista elevó la parada contra el religioso y lo envió a juicio, por los supuestos delitos de “conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional” y “propagación de noticias falsas”, el régimen aún no se atreve a meterlo en las celdas de El Chipote. En su lugar, lo mantiene bajo arresto domiciliario en una vivienda administrada por el gobierno, según conoció esta redacción.

Pero, detrás del proceso judicial montado en contra de Álvarez, la administración sandinista inició recientemente conversaciones con el Vaticano, la máxima autoridad de la Iglesia Católica en el mundo, para abordar la situación del obispo de Matagalpa, reveló al medio Despacho 505 el presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), monseñor Carlos Herrera.

“No te puedo decir mucho, porque son cosas de Estado, pero todavía se está en ese proceso, en ese diálogo con la Santa Sede, todavía, para aclarar por qué lo están acusando (a Álvarez)”, dijo Herrera al medio digital. DIVERGENTES intentó comunicarse con el prelado para conocer más a fondo el acercamiento entre la Santa Sede y Managua, pero no contestó los mensajes ni las llamadas.

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Monseñor José Antonio Canales, obispo de la Diócesis de Danlí, en Honduras, quien sigue de cerca la situación de la Iglesia Católica en Nicaragua, es uno de los que cree que, con este acercamiento con el Vaticano, el régimen sandinista está apostando por el destierro de Álvarez, porque sabe que en Nicaragua no podrá amilanarlo.

“Suponemos que ese es el ofrecimiento que (Ortega-Murillo) le ha hecho a monseñor Álvarez: o se queda callado en Nicaragua, cosa que él no va a hacer porque su carácter y su forma de ser lo impide, o se va al exilio”, planteó Canales en entrevista con este medio.

El obispo hondureño aseguró que, si bien tiene ciertas “dificultades” en la comunicación con religiosos de la alta jerarquía nicaragüense, el contexto de persecución contra la Iglesia en el país y el discurso oficial, le permite “deducir” cuál es el plan que fragua la dictadura contra monseñor Álvarez.

Además, destacó el ejemplo de “valentía, fortaleza y sacrificio” que Álvarez ha demostrado en este proceso, “porque siendo un pastor tan activo, no debe ser fácil estar encerrado… Debe ser muy fuerte para él, pero es un hombre valiente, firme y no va a aceptar una salida, porque yo creo que monseñor Álvarez está convencido de que su lugar es Nicaragua, aún en las peores condiciones”, resaltó.

Álvarez es una de las voces proféticas de la Iglesia Católica en Nicaragua, y azote moral contra el régimen sandinista que viola los derechos humanos. El jerarca fue detenido por la Policía el pasado 19 de agosto de 2022 en la Curia de Matagalpa y trasladado a casa de sus familiares en Managua, sin que la justicia le imputara cargo alguno, más que el eufemismo de “resguardo domiciliario” bajo una supuesta “investigación”.

Cuatro meses después, el 13 de diciembre, el régimen oficializó el secuestro de monseñor Álvarez al presentarlo en los Juzgados de Managua vestido de civil, sin utilizar el uniforme azul con el que normalmente imponen a los presos políticos.

Persecución

Monseñor Álvarez
La audiencia de juicio al obispo Álvarez. Foto tomada del Poder Judicial.

Hasta antes de su encarcelamiento arbitrario, Álvarez era una de los religiosos más críticos del régimen Ortega-Murillo dentro del territorio nacional, luego de los exilios forzados de monseñor Silvio Báez, obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, y Edwin Román, entonces párroco de la iglesia San Miguel Arcángel, en Masaya, quienes salieron del país en 2019 y 2021 respectivamente tras amenazas en su contra.

En el caso de Báez, dejó Nicaragua en abril de 2019 luego de recibir amenazas de muerte confirmadas por la embajada de Estados Unidos. El obispo fue llamado por el Papa Francisco a Roma no solo por las amenazas, sino que fuentes religiosas aseguraron en ese entonces que el gobierno pidió a la Santa Sede la salida forzada de Báez.

Por su parte, el padre Román, salió del país en agosto de 2021 debido a las amenazas que la vicepresidenta Rosario Murillo lanzó contra él. El religioso entregó la parroquia y se ha establecido sin fecha de retorno en Miami con permiso del cardenal Leopoldo Brenes.

El régimen también rompió totalmente las relaciones con el Vaticano en marzo de 2022, cuando expulsó del país al nuncio apostólico Waldemar Sommertag.

La administración sandinista también expulsó, el 6 de julio del año pasado, a 18 monjas de la orden Misioneras de la Caridad, fundada por la Madre Teresa de Calcuta y ha llevado a prisión a siete sacerdotes y otros religiosos.


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