Trabajadores del Estado recorren desde hace semanas las calles de distintos municipios para verificar con listas a los militantes del partido sandinista de cara a las votaciones municipales del próximo seis de noviembre. DIVERGENTES confirmó que en barrios de Managua, Masaya y León, los trabajadores estatales hicieron estas verificaciones en las últimas semanas, como parte de una estrategia para controlar el “voto duro” sandinista, aunque ningún partido político participante represente competencia en las votaciones.
Un trabajador del Ministerio de Salud (Minsa) comentó a este medio de comunicación –en condición de anonimato– que la orden de verificar a los militantes sandinistas la ejecutaban los fines de semana, incluso, hasta las 10 de la noche. “A la presión que tenemos en el trabajo, porque hay menos trabajadores, se suma esto de buscar y enamorar a los sandinistas para que vayan a votar en las elecciones”, dijo este trabajador de un centro de salud del Distrito V de Managua.
Aunque en estas elecciones municipales –como en las presidenciales del año pasado– no existen partidos opositores, el Frente Sandinista instruyó a sus estructuras diferentes acciones para llevar a sus militantes a las urnas. Entre ellas, visitar a los simpatizantes y beneficiarios de algunos programas sociales, y ofrecer transporte para trasladar a los adultos mayores el domingo hasta los centros de votación. Son estrategias que ha utilizado el partido de gobierno en las últimas elecciones, pero que se seguirán implementando en estas votaciones municipales sin competencia.
El pasado cuatro de julio, el régimen Ortega-Murillo liquidó las elecciones municipales al tomar cinco alcaldías opositoras por la fuerza. Los alcaldes electos entregaron las municipalidades para evitar violencia. Los líderes opositores y exfuncionarios locales han optado por el silencio, el retiro temporal de la política y otros se exiliaron después de recibir amenazas.
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De las 153 alcaldías que existen en Nicaragua, sólo 18 fueron ganadas por la oposición en las elecciones de 2017. Pero en los últimos años, el Frente Sandinista tomó las alcaldías de Wiwilí y Mulukukú, con decisiones judiciales. Y en julio de este año ocupó cinco alcaldías que no había controlado por medio de los votos. El FSLN actualmente controla el 92% de las alcaldías del país.
Alberto Brunori, representante de la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de Naciones Unidas (OACNUDH) para América Central y el Caribe, consideró que los resultados de estas elecciones pueden implicar el “ocaso definitivo del pluralismo democrático” en Nicaragua. Aunque desde julio controla las municipalidades por la fuerza, el Frente Sandinista, con estas elecciones, puede copar toda la estructura municipal.
Silvio Prado, politólogo y municipalista, consideró que el régimen está instaurando un sistema de partido único en Nicaragua, como existe en Cuba. “El único espacio que quedaba de gobierno, que no estaba controlado, eran todas estas alcaldías opositoras”, afirmó Prado.
Presión a maestros
Una de las estrategias que fue denunciada en los últimos días es la presión a la que están sometidos los trabajadores (maestros, administrativos, directores, vigilantes) del Ministerio de Educación. Según la Unidad Sindical Magisterial, los secretarios políticos del Frente Sandinista están obligando a los trabajadores a pasar listas de sus familiares con edad para votar. “Los maestros están siendo obligados por los secretarios políticos de ANDEN (sindicato sandinista), que se ha vuelto un brazo represor contra los docentes”, dijo Gabriel Putoy, maestro de la Unidad Sindical Magisterial. “Nadie puede obligar a los maestros a ir a una farsa electoral contra su voluntad”, añadió.
En los barrios, los CPC, estructuras del partido de gobierno al margen del Estado, visitan las casas de los simpatizantes con cartas de compromiso para ir a votar el domingo. Les recuerdan los bonos de comida y otros beneficios que reciben de parte de estas organizaciones. De igual forma, tienen preparado el plan de movilizar a todos sus simpatizantes para asistir a los centros de votación el domingo.
Un miembro de una mesa electoral, que habló con DIVERGENTES, dijo que aunque ya se sabe el resultado de las elecciones, para el régimen es importante conocer la capacidad de movilización de sus propios simpatizantes. “Muchos de los sandinistas se fueron para los Estados Unidos y formaban parte de las Juntas Receptoras de Votos (JRV) y de la Juventud Sandinista”, dijo este miembro de mesa electoral, simpatizante sandinista, pero que participará como representante del Partido Liberal Independiente (PLI), lo que demuestra la colaboración de estos partidos con el FSLN.
DIVERGENTES confirmó que en un barrio del Distrito IV de Managua los CPC organizaron las mesas electorales por familias, todos simpatizantes sandinistas. De manera que, aunque debería haber representantes de otros partidos políticos en las mesas electorales, todos los miembros son sandinistas que fingen ser de otros partidos políticos.
El observatorio electoral Urnas Abiertas registró más de mil denuncias de usurpación de identidades para llenar las listas de candidatos a alcaldes, vicealcaldes, concejales propietarios y suplentes de los partidos políticos que participarán en las votaciones sin competencia. Para Olga Valle, directora de Urnas Abiertas, esto demuestra que los partidos colaboracionistas no tienen el tendido electoral necesario para presentar las casi seis mil candidaturas que un proceso municipal requiere.
Por otro lado, la migración masiva de nicaragüenses es una variante que adquirió mayor peso para estas votaciones. Entre enero y junio se registraron 84 mil 55 detenciones de nicaragüenses en la frontera de Estados Unidos, según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés). Esta es una cifra récord que implica un aumento de 358% en comparación con el mismo semestre de 2021.
Sólo en septiembre, Migración Nicaragüense entregó 23 mil 614 pasaportes a nivel nacional, cuando en los primeros meses del año se entregaban entre mil y 2 mil al mes.
Desinterés
La indiferencia de los ciudadanos con estas elecciones se reflejó en los resultados de la última encuesta de la firma CID Gallup, realizada entre el 26 de septiembre y el 10 de octubre, en la que el 52% de los encuestados dijo que no votaría en las elecciones municipales.
En las calles de los diferentes municipios existe poca propaganda de los partidos políticos y los candidatos a alcaldes por los partidos colaboracionistas apenas se conocen. Los cierres de campaña por parte del Frente Sandinista se realizaron sin convocatorias multitudinarias, y se limitaron a caravanas de vehículos. Uno de los cierres que llamó más la atención fue el que se realizó en Pantasma, Jinotega, el pasado miércoles dos de noviembre, cuando el calendario electoral estipulaba el primero de noviembre como último día para el cierre. La fiesta fue amenizada por el grupo musical Costa Azul, en uno de los municipios que el Frente Sandinista domina por primera vez desde que en julio lo tomó por la fuerza.
Alberto Brunori, representante de la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de Naciones Unidas (OACNUDH) para América Central y el Caribe, dijo que Nicaragua “podría quedar aún más sometida a un gobierno refractario a la discrepancia y al pluralismo y que concentrará en sus manos todo el poder político, lo que contradice principios básicos de un Estado democrático de derecho”.
Mientras que el politólogo, Silvio Prado, considera que en la configuración del estado policial que impera en el país desde la represión de 2018, los municipios se convirtieron en el último eslabón del aparato represivo del régimen Ortega-Murillo; primero como cantera de los paramilitares y luego como feudos de los mandos locales de la Policía. En esta lógica los municipios son piezas operativas indispensables para el control absoluto y la perpetuación de la pareja en el poder.