La bandera rojinegra es establecida como símbolo patrio por la Constitución OrMu

Este es uno de los cambios más destacados en la aprobación “paulatina” de la reforma constitucional que se realizará en todo el mes de enero. Un defensor de derechos humanos y un historiador señalan que esta bandera sólo representa “muerte, dolor y terror” desde los años ochenta, cuando tomó el poder el primer régimen sandinista. El establecimiento podría tener como objetivo generar “orgullo entre sus fanáticos y terror entre sus críticos”, una táctica empleada en el pasado por los nazis


Los diputados de la Asamblea Nacional, controlados por Daniel Ortega y Rosario Murillo, aprobaron este miércoles 15 de enero que la bandera rojinegra del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) quede establecida como un símbolo patrio. Sin embargo, un defensor de derechos humanos y un historiador señalan que esta bandera sólo representa “muerte, dolor y terror”. 

El artículo 13 de la nueva Constitución establece que “los símbolos patrios son: el Himno Nacional, las banderas Azul y Blanco y la rojinegra de la lucha antiimperialista del General Augusto C. Sandino y de la Revolución Popular Sandinista, y el escudo nacional”. 

Durante el plenario, la diputada sandinista Isaura Chavarría dijo que estos símbolos patrios reconocen la lucha histórica y patriótica del “general de hombres y mujeres libres”, Augusto C. Sandino, “en defensa de la soberanía nacional”. La diputada expresó que en la Constitución “se encarnan los principios de soberanía, independencia y dignidad de Nicaragua, incorporando como símbolos patrios, nuestra bandera rojinegra”. 

La aprobación de estos artículos ocurre en medio de una ratificación “paulatina” de una reforma (casi total) de la Constitución de Nicaragua que ha sido criticada por Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos (OEA) y opositores nicaragüense, pues dentro de sus modificaciones establece una ampliación de 5 a 6 años del período presidencial, crea la figura de “copresidenta”, y que el Ejecutivo coordinará a los demás “órganos” del Estado que dejan de llamarse poderes. Además, legaliza la apatridia y crea la Policía Voluntaria, acusada de ser una fuerza paramilitar.

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El defensor de derechos humanos, Gonzalo Carrión, considera que la aprobación de la bandera rojinegra como símbolo patrio es es un “fiasco impresentable”, porque esta bandera representa “el símbolo de terror y dolor en Nicaragua”.

Carrión, abogado y miembro del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, dice que esta reforma constitucional muestra “la expresión de la voluntad de una familia (Ortega-Murillo) de regresar a la antigüedad, cuando no se conocía el derecho constitucional y un Estado de derecho, para mantenerse en el poder”. 

Utilizada como símbolo desde que Ortega regresó al poder

La bandera rojinegra es establecida como símbolo patrio por la Constitución OrMu

Desde que Ortega tomó el poder por segunda vez, en 2007, la bandera rojinegra del Frente Sandinista, partido político de Ortega y Murillo, ha sido utilizada de facto como un símbolo partidario presente en todas las actividades de entidades del Estado. Desde colegios, hospitales y ministerios, la bandera del partido siempre está a la par de la bandera nacional azul y blanco, como si una fuera la sombra de la otra. 

Esto provocaba que los críticos del régimen sandinista denunciaran la propaganda partidaria en actividades públicas. La bandera rojinegra era ondeada en desfiles patrios, llenaba los espacios de los colegios públicos e iba estampada hasta en los expedientes o documentos médicos de hospitales públicos. 

A partir de la crisis de 2018, en contraposición a la bandera azul y blanco que utilizó la oposición para pedir democracia y libertades, el partido de Ortega y Murillo utilizó la rojinegra como símbolo para “defender el golpe de Estado”, que según ellos se estaba gestando en su contra. Esta embestida dejó 355 muertos entre el 18 de abril de 2018 y  el 31 de julio de 2019, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). 

Al menos dos casos de protestas por quemar la bandera sandinista, en Managua, llevaron a apresar y torturar a opositores. El primero fue el de Sergio Beteta, quien el 21 de diciembre de 2020 fue arrestado por quemar la bandera del Frente Sandinista en una calle pública. Beteta fue liberado y desterrado a Estados Unidos, junto a 221 presos políticos más, hasta el 9 de febrero de 2023. Es decir, más de dos años estuvo en la cárcel. 

Una situación similar vivieron Adela Espinoza, Gabriela Morales y Mayela Campos, quienes quemaron una bandera del Frente Sandinista el 18 de agosto de 2023 en protesta por el cierre y confiscación de la Universidad Centroamericana (UCA), donde algunas de ellas habían estudiado. Las tres también fueron desterradas a Guatemala, en un grupo de 135 presos políticos, el 5 de septiembre de 2024.

Una práctica desde los años 80

La bandera rojinegra es establecida como símbolo patrio por la Constitución OrMu
Foto de archivo de Carlos Herrera | Divergentes.

Desde que los sandinistas llegaron al poder en 1979, después de derrocar a la dictadura somocista, impusieron los colores rojinegros en todo el proceso de la llamada “revolución sandinista” que se desarrolló hasta 1990. Todas las actividades e instituciones del Estados eran encabezadas por la bandera sandinista. 

Un historiador consultado en condición de anonimato apuntó que luego del “fracaso sandinista de los años ochenta”, la bandera rojinegra “provocaba rechazo en la población”. De modo que “al mirar la bandera se alude a la guerra, el Servicio Militar Obligatorio, el desastre financiero, el racionamiento y la muerte”. 

Un artículo del diario La Prensa asegura que, previo a las elecciones de 2006, Rosario Murillo, quien en los próximos días quedará establecida como “copresidenta”, intentó cambiar los colores rojinegros por el rosado “chicha”, que alude al color de la bebida indígena hecha a base de maíz y que se llama chicha. Esto porque Murillo “sabía que el rojinegro es una combinación de colores de no gratos recuerdos entre los nicaragüenses, debido a los crímenes cometidos por el sandinismo durante su primer régimen en los años ochenta”.

El historiador recuerda que los regímenes autoritarios “son maestros de propaganda, pero buscan calar un mensaje en la población”. Por ejemplo, los nazis utilizaban mucho el diseño, colores y hasta desfiles de antorchas de fuego, “para demostrar fuerza”. En su momento, el papa Francisco catalogó al régimen Ortega-Murillo como una “dictadura hitleriana”. 

“Provocar terror entre sus críticos”

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Una bandera sandinista quemada durante las protestas de 2018. Foto de archivo de EFE.

Adolf Hitler escribió en su libro Mein Kampf (Mi Lucha) que él mismo estableció la forma final de la bandera nazi: “después de innumerables intentos, establecí la forma final; una bandera con fondo rojo, un disco blanco y una esvástica negra en el centro. Después de prolongadas pruebas, también hallé la proporción definitiva entre el tamaño de la bandera y el tamaño del disco blanco, así como la forma y el grosor de la esvástica”.

De manera que la esvástica se convirtió en el símbolo más reconocible de la propaganda nazi. Aparecía en pósteres para las elecciones, bandas para los brazos, medallones, distintivos para organizaciones militares y de otra naturaleza. “La esvástica provocaba orgullo en los nazis, pero terror en los judíos, entre otros enemigos de la Alemania Nazi”, considera el historiador. “Esto es lo que pareciera que el régimen sandinista quiere provocar: orgullo entre sus fanáticos y terror entre sus críticos”, agregó.


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