Análisis 🇻🇪

Nicolás Maduro jura por las malas y el regreso de Edmundo González a Venezuela se desinfla

Ni las denuncias de fraude, ni el aislamiento internacional, ni la posibilidad de mayores sanciones, pudieron impedir el nuevo juramento de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela. El anuncio del regreso de Edmundo González, como otros de la oposición en el pasado, terminó convertido en humo

Maduro defendió este viernes su investidura presidencial para un tercer sexenio, cuestionada por el antichavismo y gran parte de la comunidad internacional tras las denuncias opositoras de "fraude" en las elecciones de julio pasado, como una "gran victoria venezolanista" y celebró que no la pudieran "impedir". EFE/ Ronald Peña R.

Desde hace varias semanas, a medida en que se acercaba la fecha de la toma de posesión de un nuevo período presidencial en Venezuela, el Gobierno de Nicolás Maduro viene intercambiando amenazas veladas, advertencias expresas y frases terminantes con sus rivales de la oposición venezolana, encabezada por María Corina Machado, y el candidato ganador de la contienda, Edmundo González Urrutia.

Maduro se ha proclamado ganador de las elecciones del pasado 28 de julio, y la oposición –con las actas electorales en mano– ha recorrido el mundo proclamando el triunfo de Edmundo González Urrutia.

Tal circunstancia ha hecho que, durante los días de Navidad, existiera entre la población, de manera silente, una gran expectativa en torno a lo que pudiese suceder este 10 de enero. Las encuestas en Venezuela, ahora con una data que tiene contenidos delictivos para las autoridades, recogen entre la ciudadanía una aspiración de cambio político que ya sobrepasa con holgura el 70% de la población.

Entre diciembre y enero, Maduro tomó militarmente las calles y organizó varios altos con efectivos armados, denunciando la existencia de una conspiración contra su gobierno y llamando a la oposición venezolana a no subestimarlo. Su actitud lucía atrincherada.

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Desde la clandestinidad, María Corina Machado ha emitido varias proclamas, diagnosticando “el fin del ciclo del régimen”, e invitando a los ciudadanos a organizarse para hacerlo posible. “El momento es ahora”, ha declarado varias veces. Desde el exterior, Edmundo González Urrutia ha afirmado de manera reiterada que regresará al país para asumir la Presidencia de la República.

Estados Unidos, como respuesta de la toma de posesión de Maduro, subió a 25 millones la recompensa por Maduro y Diosdado Cabello. Además, agregaron, por primera vez, a Vladimir Padrino, jefe fe las fuerzas armadas.

El 9 de enero, hablando siempre de manera terminante, María Corina Machado convocó a realizar concentraciones populares en todo el país. Se supone que serían el pórtico de un nuevo ciclo político para concretar la transición a la democracia. En varias entrevistas, Machado ha dejado claro que el cambio del cual viene hablando no necesariamente se concretaría el 10 de enero, pero no se ha cansado de afirmar que, si eso sucede, será “peor para el régimen”.

La respuesta popular al llamado de Machado a las calles, algo taimada por el miedo a la represión, no fue de millones, pero sí de miles de personas, y fue valorada como todo un éxito en medio de un panorama tan restrictivo. La población pedía, de nuevo, respeto a la voluntad de la mayoría.

Una toma de posesión escueta

Nicolás Maduro jura por las malas y el regreso de Edmundo González a Venezuela se desinfla
Daniel Ortega (d), habla junto al líder chavista Nicolás Maduro este viernes, en Caracas (Venezuela). EFE/ Ronald Peña R.

Nada de esto impidió que un Nicolás Maduro, políticamente debilitado pero con el control efectivo de los mandos militares y legales del país, asumiera nuevamente su cargo el 10 de enero, en el Salón Elíptico del Palacio Federal Legislativo.

Lo hizo en una toma de posesión escueta, con pocos invitados internacionales de relieve, en medio de una ausencia casi total de mandatarios latinoamericanos, incluyendo a Lula Da Silva, de Brasil, o Gustavo Petro, de Colombia. Con la ausencia de Europa y Canadá, incluso naciones aliadas al régimen chavista, como China y Rusia, enviaron delegaciones diplomáticas de segunda línea. Conocidos, fueron vistos el presidente de Cuba, Miguel Díaz Canel, y el de Nicaragua, Daniel Ortega, que en principio, según se informó, no podría asistir.

Cuestionado desde todos los frentes, Maduro tomó su bautismo, sin embargo, rodeado de lo que, después de todo, se necesita para seguir mandando: los militares y los militantes de su partido. Ejecutó una jura declamada, con sesgo teatral, dedicada a los padres de la nación, con el contenido de todo el ideario chavista. 

La Fuerza Armada Nacional Bolivariana hizo suyo el juramento madurista y organizó una parada en su honor. Parte importante del país está militarizado, cerradas las fronteras con Colombia y desplegados misiles antiaéreos en puntos estratégicos de la geografía nacional.

La población espera por la respuesta que sea capaz de presentar Machado luego de la tan temida juramentación de Maduro. Hasta ahora, luego de tantos anuncios hablando del último autobús del régimen, no ha sucedido nada. El regreso de Edmundo González para asumir la Presidencia, que él mismo no se ha cansado de anunciar, luce bastante quimérico.

El muro de siempre

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Venezolanos residentes en Perú se concentraron para seguir manifestando su apoyo al líder antichavista, Edmundo González Urrutia. EFE/ Paolo Aguilar.

Con todos los haberes políticos a su favor, y una mayoría social que es imposible de evadir, la dirigencia de la oposición venezolana, de anuncio en anuncio, se está topando con el mismo muro de siempre. El muro de la “Unión Cívico-Militar”, el conciliábulo que fundamenta el autoritarismo chavista: uno de las fuentes naturales de poder del oficialismo, presente desde sus primeras proclamas.

Si bien los analistas y entendidos daban por descontado que Maduro se juramentaría hoy, muchas personas en Venezuela le tenían una enorme fe a lo que pudiera ocurrir el 10 de enero. Ayer, luego de la concentración en Caracas, se informó sobre la detención de María Corina Machado por parte de efectivos de la policía política. Se supo que fue liberada menos de una hora después, en una confusa operación que, de acuerdo a su visión, “desnuda las profundas contradicciones del régimen”.

En horas de la tarde del día 10, con unas calles tranquilas, en los corrillos políticos de Caracas reinaba una sensación de desaliento. María Corina Machado emitió finalmente un mensaje, en el cual rescata los logros del movimiento ciudadano en procura de la democracia en todos estos días, pero finalmente reconoce que no estaban dadas las condiciones para el prometido regreso de Edmundo González Urrutia a asumir funciones como presidente electo. Puede que esta sea la primera vez en muchísimo tiempo en la que  Machado se dirige a sus seguidores para decepcionarlos.

“Maduro ha consolidado un golpe de Estado con lo que acaba de suceder. Decidieron cruzar la raya roja que oficializa la violación a la Constitución Nacional”, agregó. “No podrá gobernar a la fuerza. Nuestro país está más unido que nunca. Ayer demostramos que no tenemos miedo”.

Es previsible que la juramentación de Maduro tenga consecuencias para el país, y se endurezcan las sanciones internacionales al chavismo. Maduro responderá entonces aumentando la represión en el frente interno. La llegada al gobierno de Donald Trump puede que permita jugar a Machado sus últimas cartas. “A partir de hoy, arreciará aún más la presión sobre el régimen para hacerles entender que esto se acabó”, ha profetizado.


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