La Iglesia católica de Nicaragua se reconfigura tras el destierro de vicarios y sacerdotes: cardenal Leopoldo Brenes mueve sus fichas

El destierro de 19 religiosos golpeó con mayor énfasis a la Arquidiócesis de Managua, ya que varios de ellos ocupaban puestos claves en la administración eclesial. Desde vicarios, el ecónomo, el canciller, un ex exorcista y hasta el secretario de la curia capitalina, fueron expulsados por el régimen de los Ortega-Murillo. El cardenal Brenes comenzó a sustituir en los cargos de estos clérigos especializados, con curas con poca experiencia, mientras enfrenta las críticas de sus sacerdotes por la falta de beligerancia “para defender a la Iglesia” de la persecución religiosa del orteguismo.

El cardenal Leopoldo Brenes, entre críticas de sus propios sacerdotes, reconfigura la Arquidiócesis de Managua. Foto de EFE.

El destierro impuesto por la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo a 19 religiosos católicos, entre estos los obispos Rolando Álvarez e Isidoro Mora Ortega el pasado 14 de enero, significó un golpe contundente para la Iglesia católica de Nicaragua, ya que varios de esos sacerdotes ocupaban puestos claves en la administración eclesial. 

El embate se ha sentido con mayor énfasis en la Arquidiócesis de Managua: entre los desterrados se cuentan dos vicarios, el canciller, el ecónomo, un ex exorcista, y hasta el párroco bilingüe que llevaba la agenda de la curia y del cardenal Leopoldo Brenes, el purpurado que dirige esta jurisdicción católica, la más importante del país. 

Los religiosos con puestos claves en la Arquidiócesis de Managua también eran un referente a nivel nacional, ya que eran mediáticos y “pastores muy queridos entre el clero”, coinciden varias fuentes allegadas a la Iglesia católica consultadas por DIVERGENTES para este artículo. 

“Básicamente el Gobierno descabezó a la Arquidiócesis de Managua, a excepción del cardenal Brenes. Desterraron a sacerdotes que ocupaban puestos claves y operativos. Lo que hicieron fue expulsar, por decirlo de alguna manera, a la gente más pensante, con más preparación”, asegura una fuente ligada a la curia capitalina. 

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Los desterrados notables de la Arquidiócesis de Managua

Entre los cargos claves desterrados está monseñor Carlos Avilés, vicario general de la Arquidiócesis de Managua, y uno de las voces más activas entre la Iglesia católica en medio de la persecución religiosa. Monseñor Silvio Fonseca, vicario de la familia y juventud, y a quien, antes de ser apresado, Migración y Extranjería le retuvo su pasaporte y le impidió salir de Nicaragua en noviembre de 2021. 

Monseñor Miguel Mántica primero fue vicario pastoral, y luego encargado del jubileo 50 del cardenal Brenes en 2023. Él es otro de los clérigos muy reconocidos en el país por sus críticas a la deriva dictatorial Ortega-Murillo. “Monseñor Mántica también es otro sacerdote muy amado por todo el clero, no solamente por los laicos. Era tanto el respeto que le tenían, que a él le asignaban tareas específicas y muchas actuaba en tareas encomendadas por el cardenal”, narra la fuente clerical. 

Otro puesto fundamental para la Arquidiócesis de Managua era el padre Héctor Treminio, el ecónomo, es decir el hombre de las finanzas y administrador de la curia.

“Ese es un cargo muy delicado e importante que no se le puede designar a cualquiera. Que se sepa, el cardenal Brenes no ha logrado todavía poner a nadie en su puesto. Al padre Treminio le decían ‘Bob el constructor’ en la Arquidiócesis, porque donde llegaba hacía todo nuevo. Él fue el encargado de construir el muro de la Catedral de Managua, y la parroquia que tenía asignada también la hizo nueva. El padre Treminio tenía una excelente forma de administrar los bienes de la Arquidiócesis”, describe otra fuente cercana a los clérigos.

Sacerdote desterrado sufre estragos de la mazmorras

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Monseñor Pablo Villafranca padece problemas de salud tras salir de la cárcel del régimen. Foto cortesía.

Monseñor Pablo Villafranca era el canciller de la curia capitalina y, actualmente, se encuentra en estado complicado de salud en Roma, debido a su paso por las celdas de los Ortega-Murillo. 

Las fuentes señalan que otro religioso fundamental para el funcionamiento de la Arquidiócesis de Managua era el padre Raúl Zamora, párroco de la iglesia Divina Misericordia en Managua, el mismo templo que en julio de 2018 fue acribillado por policías y paramilitares. Un brutal ataque en el que fueron asesinados los jóvenes Gerald Vázquez y Francisco Flores.

“El padre Zamora habla inglés y atendía todo lo que eran las llamadas internacionales de la Arquidiócesis, así como la agenda del cardenal Brenes”, aseguran las fuentes eclesiales. 

“El padre Ismael Serrano fue por mucho tiempo el ex exorcista de la curia de Managua y, aunque ya no tenía una función tan trascendental por su estado de salud, era una figura extremadamente querida. Cuando lo secuestraron fue un duro golpe para todos”, describe la fuente ligada a la curia. 

No obstante, el puesto de exorcista sigue vacante, ya que esa función la desempeñaba el padre Rodolfo Lopez, pero en diciembre 2023 huyó al exilio, luego que la policía lo llegara a buscar a su parroquia porque lo iban a encarcelar.

Diócesis de Matagalpa también golpeada

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El obispo Rolando Álvarez en una procesión del Santísimo en la catedral de Matagalpa. Foto: Cortesía.

Otra diócesis golpeada con el destierro de estos religiosos fue la de Matagalpa, es decir la de monseñor Rolando Álvarez, la voz pastoral más incómoda para la pareja presidencial. Fueron desterrados su vicario general, el padre Óscar José Escoto, y Jader Danilo Guido, segundo vicario de la catedral San Pedro Apóstol. 

“Como se puede ver, muchos de estos sacerdotes, no todos, dieron la cara, hablaron… inclusive el mismo cardenal les encomendaba misiones o que dieran una entrevista; que dieran la cara por él y ahora están desterrados”, insiste la fuente ligada a la Arquidiócesis. 

Cardenal Brenes nombra sustitutos de sacerdotes desterrados  

Las fuentes consultadas por DIVERGENTES narraron que el cardenal Brenes ya ha empezado a reconfigurar la Arquidiócesis de Managua, pero no ha logrado cubrir todas las vacantes claves dejadas por el destierro impuesto por la dictadura Ortega-Murillo. 

El pasado 7 de febrero de 2024, menos de un mes después que los clérigos fueron enviados a Roma en un vuelo de la aerolínea venezolana Conviasa, el purpurado nombró a los sacerdotes José Ramón Alemán y Miguel Toruño, como vicario general y canciller de la Arquidiócesis de Managua,  respectivamente.  

De esa manera, fueron sustituidos los monseñores Avilés y Villafranca. Las fuentes también reportan la sustitución del padre Zamora —el bilingüe— como secretario de la curia. Por él fue nombrado Orlando Ruiz, un sacerdote recién ordenado en agosto de 2023. 

“Que yo sepa el padre José Ramón, quien ocupa el cargo de monseñor Avilés, tiene algunos estudios. Pero, el muchacho que sustituyó a Zamora no tiene estudios especiales, porque se acaba de ordenar. De ecónomo no sabemos quién estará y, en mi opinión, veo que es el cardenal quien ha puesto personas por rellenar”, sostiene la fuente ligada a la curia. 

Sacerdotes menos críticos y más “obedientes” 

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Foto de archivo de EFE.

Sin embargo, otra fuente allegada desde hace muchos años a la Iglesia católica tiene otra opinión sobre los nombramientos que va haciendo el cardenal Brenes. 

“Estos sacerdotes nombrados no tienen experiencia o carreras para los puestos asignados, pero me supongo que la van ir adquiriendo a medida que pasen los años, pero sí te puedo asegurar que la dictadura quiere deshacerse de todo sacerdote mayor de 45 años, porque es difícil que el cardenal pueda incidir sobre ellos, que ya están formados y no van a cambiar de opinión”, asegura.

En ese sentido —continúa la fuente allegada al catolicismo nicaragüense— el cardenal Brenes podía encargarles tareas a los religiosos desterrados, pero no hacerles cambiar su “forma de ser”, mucho menos las posturas críticas frente al régimen Ortega-Murillo. 

“Mientras que estos chavalos que están saliendo de los seminarios, que están siendo ordenados, le deben fidelidad a Brenes. Entonces lo que diga el cardenal para ellos, será palabra de Dios. Sé que el cardenal les ha pedido a esos sacerdotes que no tengan comunicación con personas problemáticas que critican la persecución religiosa”, resaltó. 

Malestar con el cardenal Brenes

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El cardenal de Nicaragua Leopoldo Brenes riega incienso sobre una pieza de plata de 1700 en la Basílica Inmaculada Concepción. Foto de archivo de EFE.

Aparte de las fuentes consultadas para este artículo, DIVERGENTES llevaba meses conversando con diferentes sacerdotes en el exilio y dentro de Nicaragua. Todos comparten un malestar hacia el cardenal Brenes. Sostienen que el purpurado hace muy poco o nada, para defenderlos a ellos y a la iglesia de los ataques de los Ortega-Murillo. 

Un párroco de la Arquidiócesis de Managua relató que su templo pasa asediado a diario por policías, quienes toman fotos hasta “del inodoro de la iglesia”. 

“La policía entra a diario y me tiene loco. Ya no aguanto la presión y cuando le dije al cardenal Brenes, fue como que le entró por un oído y le salió por el otro. No hace nada”, afirmó el sacerdote. Algo similar relató otro cura en León, pero en referencia al obispo Socrates René Sándigo. 

“Uno le manda mensajes al obispo Sándigo, contándole la presión horrible a la que estamos sometidos, pero nos deja en visto. Pero usted sabe, uno le debe respeto y fidelidad al obispo, entonces no se puede decir mucho”, dice el párroco asignado a una iglesia en León. 

Una fuente en la Santa Sede consultada por DIVERGENTES aseguró que hasta la fecha, el cardenal Brenes ni siquiera se ha comunicado con los 19 religiosos desterrados. 

“Realmente el sentimiento compartido es que al cardenal Brenes le quedó grande la mitra. No ha llamado a Roma ni para preguntar por el estado de salud de los dos sacerdotes que vinieron mal de Nicaragua. Si uno compara al fallecido cardenal Obando y Bravo, que a pesar de ser aliado de la dictadura hasta su muerte, en los años ochenta sí hizo más que Brenes para defender a la Iglesia de los ataques de los sandinistas. Fue más beligerante”, lamentó. 

La “influencia” sobre Brenes

El cardenal Brenes ha rechazado en diferentes ocasiones las críticas en su contra y suele culpar a los medios de comunicación por publicar este tipo de informaciones. Las fuentes de la Arquidiócesis de Managua coinciden en que si bien el purpurado es una persona capaz, “es bastante influenciado por personas como Lázaro Gutiérrez Bolaños, uno de sus asistentes en la oficina de prensa en la Arquidiócesis”. 

“Lázaro Gutiérrez le informa todo al cardenal y él mismo ha dejado claro su vínculo con uno de los fotógrafos personales de Daniel Ortega y Rosario Murillo”, asegura una de las fuentes allegadas a la curia capitalina. 

La Iglesia católica de Nicaragua se reconfigura tras el destierro de vicarios y sacerdotes: cardenal Leopoldo Brenes mueve sus fichas
Tomado del Facebook de Lázaro Gutiérrez.

En efecto, según una publicación en Facebook del asistente del cardenal en noviembre de 2018, “aclara” su cercanía con César Pérez, uno de los fotógrafos de cabecera de la pareja presidencial, debido a la recurrente desconfianza en torno a él. 

“Mi fidelidad a la Iglesia no está en duda. Sobre mi cercanía con César Pérez quiero dejar claro lo siguiente”, escribió Gutiérrez Bolaños. “César más que mi socio, es como un hermano para mí y mi familia. Trabajamos juntos desde 2003, cuando él ni siquiera trabajaba para la Presidencia y yo no trabajaba para la Arquidiócesis. Y nos re-buscábamos eventos privados para llevar alimentos a nuestras mesas (…) hoy en día seguimos en re-busca de eventos privados para poder sufragar nuestros gastos personales y familiares (sic)”.

El pedido a los sacerdotes desterrados: “No es pertinente hablar”

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El obispo desterrado en Miami, Silvio Báez. Foto de archivo de EFE.

En las últimas semanas las suspicacias en torno al silencio sobre el destierro de los 19 religiosos católicos han primado. Desde que llegaron a Roma, ni el obispo Álvarez, ni sus compañeros de hábito han dicho nada públicamente sobre lo vivido en las prisiones del régimen. La fuente en el Vaticano consultada por DIVERGENTES dijo que a los desterrados no les ordenaron callar, porque no es un estilo propio de la Iglesia, pero sí les recomendaron que “no es pertinente hablar”. 

Las razones de la Santa Sede son diversas, pero en especial estriba en procurar la seguridad de los sacerdotes que aún quedan en Nicaragua y buscar una salida para que la fe católica pueda seguir siendo practicada. De acuerdo a las fuentes clericales en Managua, el cardenal Brenes también ha sugerido a los párrocos a no decir nada referente a la situación sociopolítica y la persecución religiosa que sufren en los púlpitos. 

Días después del destierro de los 19 clérigos, el obispo desterrado en Miami, Silvio Báez, viajó a Roma y tuvo una audiencia papal. A su regreso a Estados Unidos se informó que Báez se ausentará “por varias semanas” de sus misas dominicales en Santa Agatha, en Miami, en cuyas homilías vierte críticas al régimen sandinista. 

Se especuló que la Santa Sede también le aconsejó a Báez que “no era pertinente hablar”, pero allegados al obispo explicaron que el período de la Cuaresma suele ser una época de agenda llena para él. En diversas ocasiones, el obispo ha rechazado dar entrevistas a DIVERGENTES

“Tiene varios retiros y confirmaciones”, aseguraron las fuentes cercanas a Baéz. La noche de este 20 de febrero Báez anunció que viaja otra vez a Italia para dirigir tandas de ejercicios espirituales en casas de la orden de las Carmelitas, por lo que temporalmente el silencio seguirá desde el atrio de Santa Agatha.


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