Silencio del cardenal Brenes ante la persecución religiosa genera suspicacias en el clero

El cardenal Leopoldo Brenes, máxima figura de la Iglesia en Nicaragua, mantiene una actitud timorata frente a la cruzada de los Ortega-Murillo contra el catolicismo. El purpurado no dice nada sobre la “investigación de lavado de activos”, el hostigamiento en los templos y el exilio de decenas de sacerdotes. En cambio, ofició una misa en memoria de Miguel Obando y Bravo que fue promovida por Rosario Murillo. Expertos alertan que el régimen busca crear “grietas en las estructuras” del catolicismo


La postura timorata del cardenal Leopoldo Brenes frente a la persecución religiosa que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo mantiene contra el catolicismo genera “disgusto” a lo interno del clero. DIVERGENTES consultó con varias fuentes de la Iglesia Católica, incluidos varios sacerdotes, y todas coincidieron que “las tácticas” de silencio del purpurado “demuestran que está dando su brazo a torcer ante la dictadura”. 

“A veces percibimos que hay miedo, pánico y terror… pero también, muchas veces, percibimos otro tipo de miedo: a romper las comodidades a las que se está acostumbrado el cardenal”, dijo un sacerdote cercano a la Conferencia Episcopal. “Imagínate que es una persona que logra salir y regresar del país sin problemas. Que mira normal lo que sucede y todavía hace injerencismo en otras diócesis que no le corresponden. Es decir, hay un disgusto generalizado”, sostiene la fuente eclesial, quien prefirió no ahondar en detalles del “injerencismo” achacado a Brenes. 

Durante una eucaristía el pasado 27 de mayo, el cardenal Brenes llamó a la feligresía hacer caso omiso de las distintas “publicaciones en redes sociales y a los medios de comunicación exagerados”, cuando el mes pasado informaron sobre el recrudecimiento de la represión contra las distintas diócesis del país, al igual que el arresto de los sacerdotes Pastor Eugenio Rodríguez Benavides y Leonardo Guevara Gutiérrez.

Luego del bloqueo de al menos cinco de las nueve diócesis en Nicaragua, la Policía Nacional acusó de supuesto lavado de dinero a la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN). La institución represora dijo haber encontrado unas bolsas de dinero “con centenares de miles de dólares en diferentes diócesis del país”. DIVERGENTES intentó obtener la versión de los obispos sobre las acusaciones vertidas por la policía. Sin embargo, la petición no fue atendida por la CEN. 

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En cuanto al silencio de los otros obispos, otra fuente eclesial sostiene que los religiosos “se han acomodado a las vestiduras de Brenes”, es decir a la actitud timorata que siempre ha caracterizado al cardenal. El único que critica la persecución religiosa y clama por la liberación del obispo Rolando Álvarez es el obispo Silvio José Baéz, exiliado en Miami, y quien fue apartado de facto de la CEN.

Un párroco del centro del país dijo que no entienden la postura del cardenal Brenes frente a la persecución religiosa, pero sostiene que ellos obran en sus templos con cierto “margen de independencia”. “Los sacerdotes mantenemos una actitud de desacuerdo al silencio frente a los atropellos del régimen”, dijo el cura. 

Un avance de la cuarta entrega del estudio“Nicaragua: ¿una iglesia perseguida?”, realizado por la investigadora en temas religiosos Martha Patricia Molina, revela que el régimen Ortega-Murillo ha obligado a 41 religiosos a abandonar el país. Entre ellos el nuncio Waldemar Stanisław Sommertag, un obispo, 33 sacerdotes, tres diáconos y tres seminaristas. También 36 monjas han sido expulsadas por diferentes circunstancias, siendo la más común no renovar sus residencias. 

“Cardenal está cediendo ante la dictadura”

Silencio del cardenal Brenes ante la persecución religiosa genera suspicacias en el clero
Policías acordonan la iglesia de San Jerónimo, en Masaya. Foto/EFE.

Las suspicacias sobre la postura del cardenal Brenes aumentaron el pasado tres de junio, cuando celebró una eucaristía en memoria del cardenal Miguel Obando y Bravo, quien falleció como un fiel del régimen Ortega-Murillo. De hecho, la misa realizada en la Universidad Católica (UNICA) fue promovida por la vicepresidenta Rosario Murillo en una de sus alocuciones diarias, transmitidas en cadena nacional por los medios oficialistas. 

La investigadora Molina señaló que la participación de Brenes en esta misa “da a entender que la relación entre Iglesia y Estado se encuentran en excelentes condiciones”, cuando las bases católicas sufren acoso, persecución, cárcel y exilio. La cruzada contra el catolicismo se recrudeció después que el papa Francisco comparó al régimen sandinista con una “dictadura hitleriana”. En marzo pasado, la Cancillería de Nicaragua decidió “suspender” relaciones diplomáticas con el Vaticano. 

“Celebrar esta eucaristía promovida envía un mensaje a la sociedad en general y a la comunidad internacional de que la relación se encuentra en buenos términos, pero todos sabemos que la policía investiga a la Iglesia por lavado de activos”, dijo Molina. “Esto es un juego de la dictadura: utilizan símbolos religiosos para enviar ese mensaje. Realmente el cardenal Brenes pudo celebrar esa misa por el alma de Obando y Bravo en privado. Es decir, negarse a participar en este juego. Sin embargo, no lo hizo”. 

Católicos deben de ser racionales”

Silencio del cardenal Brenes ante la persecución religiosa genera suspicacias en el clero
La procesiones de Semana Santa fueron prohibidas por la dictadura Ortega-Murillo.

DIVERGENTES habló con el sacerdote uruguayo Fabián Rovere, quien sigue de cerca la persecución religiosa en Nicaragua.  El religioso no descartó la probabilidad de que el cardenal Brenes pueda estar bajo “presión” de Ortega y Murillo. 

“Más allá de la actitud del cardenal, no podemos estar en sus zapatos, pero sí podemos procurar la unidad frente a esta dificultad que está pasando la Iglesia nicaragüense”, recomendó Rovere a los fieles. “Lo peor que puede suceder, y quizá esa sea la estrategia del régimen, es dividir. Obviamente hay una estrategia para hacer pública una eucaristía presidida por el líder católico en memoria de otro cardenal, y quien invita es una de las personas que más ha perseguido a la Iglesia. Es una clara estrategia de división”, analizó. 

El religioso uruguayo dijo que, ante la persecución religiosa, el pueblo católico de Nicaragua debe de ser bastante racional y tener mucho cuidado ante el “juego” que el régimen ejecuta. “El objetivo es crear una grieta en la Iglesia y destruirla desde dentro con tácticas que infunden confusión entre el clero y los devotos”, alertó Rovere. 


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